El rostro es el espejo del alma, los ojos las ventanas a las que asomarnos para conocer a una persona y una parte específica de los ojos, sus pupilas, nos reflejan su respuesta emocional. Los ojos nos hablan, pero a veces sabemos interpretar lo que nos están diciendo. Con un entrenamiento adecuado podremos detectar hasta el más sutil de los detalles.
Sus palabras decían de memoria lo que dicen todassus pupilas contaban historias para no dormir. Joaquín Sabina

La mayoría de las veces, nos basta con mirar a los ojos de una persona para saber qué está pensando, qué emociones refleja, cuáles intenta esconder e incluso cuál es su estado de salud.
Los ojos son la zona más expresiva del rostro y de un simple vistazo nos proporcionan gran cantidad de información. Los ojos no están solos, sino acompañados por una gran cantidad de músculos que dan a la cara una expresión determinada.
Hoy nos vamos a enfocar en una parte muy pequeña del ojo, pero a la vez muy significativa: la pupila.

La puerta de la luz

La pupila es el orificio por donde pasa la luz hacia el interior de nuestros ojos, para ser enfocada sobre la retina. Alrededor de la pupila se encuentra el iris, músculo encargado de contraerse y relajarse para poder dejar pasar mayor o menor cantidad de luz.
Equivale al diafragma de las cámaras fotográficas y funciona igual: a mayor luz, menor abertura; y en condiciones de oscuridad, el iris deja pasar toda la luz que sea posible, mediante la apertura de la pupila de forma que podamos ver algo en condiciones de poca luz.

Nuestro cerebro se encarga de decirle a los ojos qué cantidad de luz debe dejar pasar en función de la luz ambiental. Pero no se limita solo a regular por estímulos luminosos, sino que también adapta el tamaño pupilar en función de otros estímulos de tipo emocional.

La pupila: reflejo emocional

Diversos estudios han puesto de manifiesto que cuando las pupilas se dilatan sin que existan variaciones de luz, son el reflejo de estados emocionales (tanto positivos como negativos). Ante una emoción positiva, nuestras pupilas se dilatan. Y lo hacen todavía más ante emociones negativas.
Cuando una persona o cualquier otra cosa nos excita poderosamente la atención, es como si el cerebro le dijera a nuestros ojos: “Abrid bien las pupilas que no podemos perdernos ni un detalle de lo que estamos viendo”. Los ojos entonces responden aumentando el tamaño pupilar sensiblemente.
El ejemplo más concreto es el de la excitación sexual. Si una persona nos atrae sexualmente, nuestras pupilas nos delatarán..También se produce el efecto contrario: si vemos a una persona con las pupilas dilatadas, es probable que nos excite más sexualmente que si las tiene contraídas. Es como un lenguaje universal por el que podemos transmitir nuestra excitación en busca de una reciprocidad. Inconscientemente nuestra actitud será más positiva hacia una persona con las pupilas dilatadas.
No en vano, en la Edad Media las cortesanas utilizaban una planta para impregnarse los ojos y dilatarse las pupilas, como símbolo de belleza y producir esa admiración/excitación. Por ese motivo, años después a esa planta se la llamó Atropa Belladona, ya que otorgaba a las mujeres una belleza especial. El problema que tenía era que muchas mujeres se intoxicaban por una sobredosificación. Hoy en día,  esa planta se usa en medicina para tratar varias enfermedades.
Otro efecto similar sucede en las situaciones de alerta y amenaza. Nuestro Sistema Nervioso Simpático, nos prepara para la lucha o huída, provocando una serie de cambios en nuestro organismo para estar al 100% en caso de necesidad. Estos cambios incluyen: dilatación bronquial, aumento de las respiraciones y de las pulsaciones del corazón y el flujo sanguíneo cerebral, así como una dilatación pupilar. De esta forma si hay que salir corriendo, tendremos nuestro cuerpo oxigenado, a pleno rendimiento y con todos los sentidos bien alerta.

Master en tamaño pupilar

Estos cambios del tamaño pupilar son muy sutiles, pero con un poco de práctica podremos aprender a reconocerlos. De hecho, algunos comerciantes chinos usaban esta técnica con sus compradores mientras les enseñan la mercancía. Así, si eran capaces de detectar la dilatación pupilar del comprador  sabían que era el momento de fijar el precio.
Por eso también muchos jugadores de poker usan gafas de sol en sus partidas, evitando así que el aumento de sus pupilas pueda destapar una buena jugada.

En la película de Blade Runner la única forma de detectar a los replicantes era mediante la comprobación pupilar. Estos se suponían carentes de emociones, por lo que no reflejaban cambios en sus pupilas.
Son varias las situaciones que producen una dilatación pupilar y que pueden mostrar o enmascarar una emoción: estado de alerta, preferencia sexual, alcohol y determinadas drogas, sabores agradables, ansiedad e incertidumbre.
Si somos capaces de fijarnos bien, sabremos si una persona nos está mintiendo,o si realmente se asombra ante lo que le estamos contando, o si le genera ansiedad, o si está excitada/o hacia nosotros. Incluso, podremos saber si ha tomado ya una decisión importante. Eso nos permitirá conocer mejor a la otra persona e incluso poder anticiparnos a sus necesidades.
Para poder filtrar esa información que estamos recibiendo y saber qué emoción es la que está mostrando tendremos que fijarnos también en otros detalles de la expresión facial y corporal.
Ahora ya no te conformarás con mirar a alguien a los ojos, querrás saber lo que dicen sus pupilas…
Eso si, intenta detectar estas señales en fracciones de segundo, porque sino es fácil que la otra persona empiece a sentirse incómoda y te muestre emociones más bien contradictorias.